Obra
La Barcelona de los años 70 vista por Nazario y sus amigos
Este libro no retrata el movimiento cultural que se da en la Barcelona de los años 70, donde un grupo de creadores de todos los campos recogen las libertades creadoras y sociales que se han dado en Europa y en EEUU durante los finales de los sesenta. Estos creadores han sido y son los que hoy en día sirven de referentes culturales. Fueron la vanguardia de casi todos los movimientos que vinieron después, incluida la famosa movida madrileña. Entre otras firmas están Mariscal, Sisa, Nazario Cesepe, Pepe Rivas, Ajoblanco, Ramón de España y un largo etcétera.
Article publicat a “El País” el 11/09/04 per JM Martí Font
El mal ejemplo cunde
Recordar es una forma de esperanza, dice la cita que Nazario Luque Vera (Castillejo del Campo, 1944) ha colocado en la primera página de La Barcelona de los años 70 vista por Nazario y sus amigos, un libro tan inclasificable como su autor. Contra todo pronóstico, cuando lo que se podría esperar de este artista, pintor, dibujante, escritor… que algunas enciclopedias definen como el padre del underground español -lo que no sabemos si le hace ni media gracia-, hubiera sido una obra dedicada a reclamar su plaza reservada en el Olimpo y reivindicar el suficiente espacio donde desparramar su ego, Nazario ha optado por elaborar una obra coral en la que el protagonismo corresponde a toda una generación, la de quienes ahora se acercan a la fatídica barrera de los sesenta y que en la Barcelona irrepetible de los años a caballo entre el tardofranquismo y la primera transición optaron por el goce como arma política. Durante varios años, con la misma minuciosidad con la que pinta, dibuja o escribe, con ese espíritu de orfebre, Nazario ha ido persiguiendo pacientemente a sus amigos y conocidos, colándose en sus casas, fisgando entre sus papeles y fotos olvidadas, convenciéndoles para que escribieran pequeñas piezas o descubriendo textos que ni sus propios autores recordaban, publicados en la prensa marginal de la época, desde Star hasta Vibraciones o Ajoblanco, pasando por Sal Común y Disco Expres. Y el resultado es sorprendente y extraordinario; un retrato de una época que no se corresponde con el que de aquellos años ha quedado plasmado en la memoria oficial, centrado en los grandes hitos de la transición política. Pero es que transiciones hubo varias. Por aquella Barcelona irrepetible transitaban gentes de los más variados pelajes -más o menos vinculados al mundo de la creación artística, pero no necesariamente- en busca de un espacio para respirar libertad. Tipos como el añorado Ocaña o el malogrado Pau Malvido, entre muchos otros, que funcionaban por libre y hartos de esperar lo evidente habían hecho abstracción de aquel régimen que parecía eterno, de aquella sociedad pacata y represiva de la que habían soltado amarras irremisiblemente. Éstos son los “amigos” que cantan en un coro nada desafinado en el libro de Nazario, un trabajo que, además, precisamente porque es plural y afinado, evitará que algunos tengan la tentación de apropiarse de un pasado que si algo es, es precisamente una forma de esperanza.
Article publicat a “La Vanguardia” el 03/09/04 per Xavier Ayén
Aquellos alocados años setenta
Javier Mariscal con bigote y larga melena rizada. En la otra página, sus compañeros de la comuna. Por aquí y por allá, Pau Riba y Sisa, en sus primeros discos y conciertos. También los logotipos que diseñaba el joven America Sanchez. O el pintor Ocaña en una fiesta loca… “La Barcelona de los años 70 vista por Nazario y sus amigos” (Ellago Ediciones) puede mirarse como un divertido álbum de fotos, pero también leerse como una aproximación histórica a una época. Su principal autor, el pintor y dibujante Nazario, ha querido reflejarlo todo: “La música, la política, los movimientos sociales, las fiestas, los maricones… Quería dar una visión en profundidad, contracultural, de la vida cotidiana”. Para ello, ha usado muchísimas imágenes (documentos, dibujos, fotos, revistas…), pero también muchos textos, que ha encargado a 76 protagonistas de aquellos tiempos, además de los que ha rescatado de los medios de la época, como “Ajoblanco” o “Star”, entre otros. Así, su libro es una obra coral en la que, por ejemplo, “si hablamos de Zeleste, aparece la opinión de la secretaria, Cristina, y también la del dueño, Víctor Jou”. “De las huelgas, habla un amigo de la CNT que las vivió. Ramón de España escribe sobre Pepón Coromina, que financió la primera película de Almodóvar.” Otras firmas son las de artistas como Mariscal, Ouka Lele o Ceesepé, o periodistas como Àngel Casas, Llàtzer Moix o Juan Bufill. Incluso escribe “un amigo que trabaja en un sex-shop y que describe su vida a los 18 años, cuando se dejaba meter mano en los bares de Conde del Asalto (actual Nou de la Rambla)”. “Me faltaba la visión de los muertos prosigue, que hay muchos, porque fue una época de excesos, así que también he rescatado textos de ellos.” Nazario se ha preocupado por dar voz al movimiento libertario, “que entonces tuvo un gran vigor, pero que se suele tratar hoy de manera muy somera, e incluso tendenciosa: por ejemplo, en el caso Scala (atentado contra dicha sala de fiestas en 1978), reproduzco panfletos de la CNT, que serán también tendenciosos pero que tienen gran valor, porque hoy se sabe que hubo un infiltrado de la policía que fue decisivo en el atentado”. En los 70, a decir de Nazario, “Barcelona y Sevilla eran las dos ciudades que se movían, Madrid no contaba”. “Aquí teníamos el Price, el Iris, el festival de Granollers, el Zeleste, el Magic, veíamos las primeras pelis de Almodóvar… Estábamos todos con montones de ideas para cuando se muriera Franco. Éramos hippies y creíamos que llegaría la revolución. Había un gran movimiento.” Aunque el libro se ocupa de la política, su autor matiza: “Hablo de una generación que se movía al margen de socialistas y comunistas, que eran los que trabajaban para ocupar el poder en el futuro. Como lo consiguieron, han escrito ellos la historia, y se ha ocultado esta época. Nos veían como unos ‘colgaos’, pero lo cierto es que los anarquistas tenían entonces una capacidad de convocatoria que no tenían ellos, por eso dedico bastante espacio a las jornadas libertarias del Park Güell de 1977”. Fue un movimiento que “se acabó a finales de los 70, cuando volvió la represión, en plena democracia, con detenciones y redadas indiscriminadas”. “El caso Scala consiguió identificar anarquismo y terrorismo. En 1978 y 1979… ¡llegaron a prohibir los carnavales!”, recuerda Nazario. El artista comenta con tristeza que la memoria de esa época se pierde, pues “hay numerosas cintas de vídeo desperdigadas en domicilios particulares, algunas no pueden ni verse porque no se encuentran reproductores del formato en que fueron tomadas…”. “No sé si se quiere recuperar todo aquello. De hecho, La Virreina prepara una exposición sobre la época, y ni me han llamado.” El libro recuerda también la labor de tanta gente que rompió barreras con graves consecuencias para ellos respecto a la homosexualidad: “Entonces estaba todo por hacer: el sistema reeducaba a los gays, los clasificaba como maleantes, les practicaba la lobotomía un invento del doctor López Ibor y te quedabas tonto o, si no, efectivamente, se te quitaban todas las ganas de follar…, tanto con hombres como con mujeres”. No hay lamentos por la época pasada: “He querido hacer historia, aplicar un distanciamiento brechtiano, sin elucubraciones sobre lo que podría haber sucedido si… Simplemente, describir lo que sucedía, sin nostalgias, porque la nostalgia es siempre un fracaso, es no tener lleno el presente, y yo, hoy, le saco el mejor partido posible a mis 60 años, que no cambio por nada”.